
I.
El Mapa Estratégico: Es un diagrama que presenta un conjunto de objetivos
estratégicos, relacionándolos con flechas que muestren causa-efecto, los cuales
son objetivos que se definen a partir de las estrategias, en diferentes
perspectivas. Son fines deseados, claves para la organización y para la
consecución de su visión. Su establecimiento debe ayudar a la organización a
explicar cómo va a conseguir la implantación de su estrategia a corto y largo
plazo.
Al
fijar objetivos estratégicos y conectarlos mediante relaciones causa-efecto en
un mapa estratégico, permiten explicar la “historia de la estrategia”, y el por
qué la organización va a conseguir éxitos financieros y satisfacción de los
clientes a través de sus procesos y capacidades estratégicas, es decir, cómo a
través de las personas, habilidades, procesos, sistemas, etc., la organización
va a ofrecer un valor agregado a los clientes y conseguir éxitos financieros,
alcanzando en conjunto la visión.
II.
El Tablero de Control: Es un instrumento de apoyo para la medición de los
objetivos estratégicos, que muestra los indicadores que van a medir el éxito
que tiene la organización en su proceso de implantación de la estrategia, las
metas que se proponen para mejorar los indicadores (y por consiguiente alcanzar
la estrategia), los responsables de la obtención de los resultados (a quién se
les pedirá cuenta sobre el cumplimiento de las metas) y los proyectos que
representan las acciones concretas que realizará la organización para alcanzar
las metas. Este tablero de control se compone de los siguientes elementos:
1) Objetivos estratégicos
agrupados en las perspectivas.
2) Indicadores para
medir los objetivos estratégicos, que indican si la organización se está
moviendo en la dirección correcta o no. Para cada indicador se detalla al menos:
su fórmula de cálculo, fuente para obtener los datos, la frecuencia de
medición, así como el responsable de su mejora.
3) Metas: Es
el valor objetivo que se desea obtener para un indicador en un periodo de
tiempo determinado.
4)
Iniciativas: son ideas de proyectos
y acciones que permitirán que la organización consiga alcanzar las metas
planteadas.
Se puede concluir que el gran reto de la
planeación estratégica es definir como desplegar la estrategia por todos y cada
uno de los niveles de la organización, y que no se quede solo a nivel cúpula
donde solo unos pocos privilegiados la conozcan. La respuesta a este reto la
obtenemos con la propuesto de Kaplan y Norton quienes propusieron una
herramienta sencilla para hacerlo, el BSC, que es el punto de partida para la
generación del ambiente necesario para
la gestión por indicadores y sobre todo, un medio adecuado para el despliegue
de la estrategia hasta el nivel operativo. La enseñanza y transmisión de conocimiento
se logra a diario y el BSC ha demostrado ser muy útil para esta tarea, en
especial cuando lo utilizan los jefes y subordinados para trabajar juntos.
Referencias
Aceves, V. D. (2004). Dirección estratégica.
México: McGraw Hill.
Kaplan, R. S., & Norton, D. P. (2000). El cuadro de
mando integral (The balanced scorecard) (2da ed.). Madrid: Gestión 2000.
Martínez, D., & Milla, A. (2005). La Elaboración del
plan estratégico y su implantación a través del cuadro de mando integral.
España: Ediciones Diaz de Santos.
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