Cuando se planea estratégicamente
surgen múltiples preguntas: ¿Cómo identificar las oportunidades de negocio en
una región? Y ¿Qué estrategias se pueden desarrollar para lograr una verdadera
ventaja competitiva? Ambas preguntas se buscan responder con un plan
estratégico, independientemente del enfoque de planeación utilizado: el enfoque
transaccional tradicional donde la organización trata de generar una ventaja
competitiva sin esperar generar un impacto en el desarrollo de una región, o el
enfoque transformacional donde la organización se compromete a hacer un cambio
positivo en la sociedad.
Es aquí
donde surge las preguntas más complejas a responder: ¿Cómo lograr un impacto significativo?
¿Qué se debe hacer para obtener el desarrollo de una región? ¿Qué deben hacer
los líderes estratégicos para lograr los resultados esperados? Este enfoque de
planeación es el que se describe a continuación, exponiendo algunos medios que
se han utilizado para responder estas preguntas, tales como la Responsabilidad
Social Empresarial (RSE) y el clúster industrial.
En
la literatura se reporta que cuando una organización realiza un plan
estratégico, se inicia cuestionándose la filosofía organizacional a la luz de
la situación que se vive en ese momento (Martínez & Milla, 2005) ;(Aceves, 2004) ;(Chiavenato, 2001) ;(Rodríguez, 2001) , y es precisamente
este primer paso donde está la clave para orientar un plan estratégico a los
requerimientos del mundo actual. Sin embargo, se puede hacer planeación
estratégica bajo dos diferentes enfoques descritos por Palomo (2010): desde un punto de vista tradicional (transaccional) caracterizado
por mantener el status quo dentro de
la organización; y un enfoque transformacional que conlleva la modificación de
la organización hacia niveles más altos de satisfacción, como lo que se
plantean por conceptos como la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), o el
enfoque mega de Kaufman (2004).
Calderón & Silva (2009) indican como el concepto
de RSE ha venido cambiando los objetivos de las organizaciones, quienes tratan
de impactar al desarrollo sustentable y el bienestar de la sociedad. Indican
que la RSE puede ser base de una ventaja competitiva por innovar en la manera
de ver la relación empresa exitosa-sociedad
sana. Adicionalmente, Hitt, Ireland &
Hoskisson (2008) indican que las relaciones con el entorno conforman uno
de los recursos valiosos de una organización, el capital social; por ello, debe
administrar sus relaciones con todos actores, obtener sus diferentes visiones y
tomar decisiones integrales e innovadoras para obtener ventajas competitivas,
porque no se puede tener éxito trabajando de manera aislada.
Esto
es lo que se espera lograr con los clústeres industriales que actualmente a
nivel mundial, los gobiernos están impulsando como estrategias para fomentar el
desarrollo de las regiones, un concepto planteado por Porter (1991), quien define a un clúster como "... una
agrupación de empresas interconectadas e instituciones asociadas en un campo
particular, cercanas unas a otras geográficamente y vinculadas a través de
elementos comunes y complementarios", esto como un medio que tienen las
economías para desarrollarse a través de la interacción de empresas, el
gobierno, las instituciones educativas y financieras y la comunidad científica,
tal como Porter (2008) lo explica: cada
actor debe participar no sólo en la identificación de los problemas comunes
sino colaborar para aprovechar las oportunidades que se presenten. De esta
manera, se puede tener un desarrollo de las economías regionales, ya que
actuando solos difícilmente se alcanzarán resultados que tengan un impacto en
la sociedad.
Así
pues, actualmente en todos los países se forman clústeres económicos y México
no es la excepción, donde se han identificado 32 clústeres económicos con
impacto significativo en el desarrollo del país (Guerra, San Román, & Tejeda, 2009) . En el estado de Sonora son cuatro los clústeres que
han sido las actividades predominantes desde hace varios años (relacionados
principalmente con la agricultura y ganadería), sin embargo en la actualidad
estos se encuentran en proceso de transición buscando mayor valor agregado a
sus productos, o complementando a alguno de los otros clúster. Adicionalmente se
considera que los clústeres que tienen mayor potencial es el clúster automotriz
y el de Servicios turísticos, así como el de equipo médico, óptico y de
medición; y el de Equipos y servicios de navegación aérea o espacial (De la Peña, Keith, Soto, & Grupo de Desarrollo
Regional, 2009) .
Sin embargo, aun conociendo hacía donde enfocar los
esfuerzos para lograr un desarrollo sustentado tanto en la realidad económica
actual, como en sus potencialidades, aún queda el reto más difícil que se les
presenta a los líderes estratégicos: lograr desarrollar y movilizar a los
recursos humanos para que consigan más de lo esperado (estilo
transformacional). Hitt, Ireland & Hoskisson (2008)
indican que para obtener resultados superiores al promedio, además de un plan
estratégico que se anticipe a los cambios, se requiere de un liderazgo
estratégico efectivo para administrar el capital humano con uso del empowerment (atribución de facultades), y
viéndolo como un recurso que requiere inversión y no que sólo genera costo.
Complementando, Salazar (2006) indica que
este estilo de liderazgo es el más idóneo para organizaciones que aprenden, ya
que favorece las metas comunes y compartidas al enfocarse en generar
significados compartidos (visión, cultura, compromiso, etc.) entre los miembros
de la organización, es decir, que se cambie el contexto cultural en el que
trabaja la gente, de tal manera que no sólo se consiga que se haga algo, sino
que esta sea una actividad significativa para la gente.
Así pues, cuando la organización ya ha definido su
rumbo a través de un plan estratégico, ese requiere de un liderazgo, no sólo
para tomar decisiones y controlar que estas se lleven a cabo, sino que debe
cambiarse la cultura organizacional para que todos los miembros se sientan
parte de ella, y así se pueda generar un cambio verdadero a largo plazo,
aprovechando las características propias de la región donde se insertan, y con
ello un impacto positivo en la sociedad.
La
planeación es una de las actividades más básicas del hombre, pero también es quizá
una de las menos valoradas en el ámbito empresarial por ser pasiva y no generar
resultados tangibles a corto plazo, aunque se reconozca que cada vez es más
difícil sobresalir en un mercado globalizado cada vez más competitivo. Para
quienes entienden la importancia de la planeación y hacen el esfuerzo de
generar planes a largo plazo, es entendible que se empiece por hacerlo bajo un enfoque
transaccional, ya que a través de este se trata de llevar a la organización a
un punto donde todos se sientan cómodos o relajados; pero seguramente pronto se
darán cuenta de que para tener un éxito verdadero se requieren alianzas y no
trabajar de manera aislada.
Cuando
esto sucede y se desee ir más allá al buscar generar un impacto en el
desarrollo regional con la actividad que realizan, y con ello una mejora en la
calidad de vida de sus habitantes, han reconocido que no es posible lograr esto
sin verdaderos cambios en la cultura, no sólo de la organización, sino de la
sociedad misma.
Y
aunque son muchas las teorías sobre cultura y comportamiento organizacional,
así como casos de éxito documentados que ejemplifican como es que la relación
empresa- gobierno puede tener impactos positivos en la sociedad e incrementar
la calidad de vida de las personas, seguramente
son muchos más los casos de fracaso, por lo que siempre va a estar abierta la
pregunta: ¿Cómo lograr un verdadero cambio en la cultura organizacional que
incida en el desarrollo social?
Referencias
Aceves, V. D. (2004). Dirección estratégica. México:
McGraw Hill.
Calderón, B., & Silva, V.
(2009). Trabajar con la base de la pirámide o Negocios Inclusivos: Una
expresión de Responsabilidad Social Estratégica. 6º Congreso Internacional
de ADERSE (págs. 1-15). Francia: L'ADERSE.
Chiavenato, I. (2001). Administración,
Proceso administrativo. Colombia: Mc Graw Hill Internamericana.
De la Peña, P., Keith, J. R.,
Soto, A. C., & Grupo de Desarrollo Regional, T. d. (2009). Identificación
de Oportunidades Estratégicas para el Desarrollo del Estado de Sonora.
México: Tecnológico de Monterrey.
Guerra, L., San Román, G.,
& Tejeda, E. (2009). Anatomía de los clusters económicos de mayor
impacto en el desarrollo de México. México: ITESM.
Hitt,
M. A., Ireland, A. D., & Hoskisson, R. E. (2008). Administración estratégica. Competitividad y globalización
(conceptos y casos) (7ma ed.). México:
CENGAGE Learning.
Kaufman, R. (2004). Planificación
Mega. Herramientas prácticas para el éxito organizacional. España:
Publicacions de la Universitat Jaume I.
Martínez, D., & Milla, A.
(2005). La Elaboración del plan estratégico y su implantación a través del
cuadro de mando integral. España: Ediciones Diaz de Santos.
Palomo, M. T. (2010). Liderazgo
y motivación de equipos de trabajo (6ta ed.). Madrid: ESIC Editorial.
Porter, M. (1991). Ventaja
competitiva de las naciones. Argentina: Javier Vergara Editor.
Porter, M. (2008). Clusters en
Economías Avanzadas. Microeconomía en la competitividad (págs. 1-33).
Bolivia: Universidad Católica Boliviana.
Rodríguez, J. (2001). Como
aplicar la planeación estratégica en la pequeña y mediana empresa. México:
International Thompson editores.
Salazar, M. A. (Julio de 2006).
El liderazgo transformacional ¿modelo para organizaciones educativas que
aprenden? UNIrevista, 1(3), 1-12.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario / Thanks for your comment