Actualmente, el cambio se ha vuelto una
constante y nadie escapa a sus consecuencias caracterizadas por el caos y la
incertidumbre sobre el futuro. A todas las organizaciones se les plantea el
reto de la sobrevivencia: en el mundo de los negocios, aquellos que se mueven
demasiado lento o en la dirección equivocada no sobreviven.
Y aunque a las universidades parecieran
inmunes a esta dinámica, lo cierto es que han sido impactadas en mayor medida
por el cambio y han tenido más complicaciones para adaptarse a las nuevas
circunstancias: deben incrementar su cobertura, evaluarse y acreditar la
calidad de sus programas, preparar profesionistas de acuerdo a lo que requiere
el mercado y con una cultura emprendedora, ser eficientes, etc. ¿Qué ha
sucedido en el mundo? ¿Cómo estos cambios afectan a las universidades? ¿Cómo deben
afrontar a sus retos? ¿Qué se requiere para poder adaptarse y competir con los
nuevos competidores que nacen con esta nueva estructura? ¿Cuál es el modelo de
negocio que deben adoptar para sobrevivir en esta era del conocimiento?
Como lo indica Arboleda (2004) ,
América Latina tiene que tomar en serio el reto que implica enfrentar la era
del conocimiento que ha traído una revolución sin precedentes para la
supervivencia de países dentro de un mundo cada vez más globalizado y
tecnificado. El advenimiento de la revolución digital, países atrasados como Taiwán,
Singapur, Corea del Sur, Irlanda, India
y China, comprendieron la importancia de ingresar en esta nueva era del
conocimiento, pasando de la era agrícola a la digital o postindustrial.
En la actualidad, países como México
deberán considerar avances científicos y tecnológicos como los presentados en
la biotecnología y el genoma humano que se han presentado desde la década
pasada, ya que marcarán el futuro de la
humanidad. La empresa que prosperará seguramente será aquella relacionada con
el campo de la biotecnología o la genética, por lo que se debe fomentar su
formación masiva, inscribirlas en bolsa, promover la sociedad anónima, como a
comienzos del siglo cuando surgieron las grandes empresas industriales, ya que
las economías del conocimiento producen mucho más que las economías
tradicionales, y el país que comprenda esto, prepare a su gente para entender
lo que esto significa y pueda sacarles partido, será el país líder en el
desarrollo intelectual, político y económico del mundo.
Sin embargo, en América Latina presenta un
problema educacional impresionante: el sistema educativo se ha dedicado a
producir abogados, filósofos, sociólogos y humanistas, en una proporción de más
del doble que de científicos, investigadores, ingenieros, físicos, químicos,
matemáticos, que sean capaces de crear riqueza. Se debe fomentar y apoyar al estudiante
prominente en las ciencias y en los descubrimientos, inteligente y capaz; diseñar
un sistema de fomento que otorgue facilidades, becas, premios, reconocimientos,
puestos de honor, a quienes muestren habilidades en el campo de la ciencia y la
tecnología, como lo están haciendo la India.
Como comenta el futurólogo Alvin
Toffler, el sistema educativo está obsoleto, ya que está diseñado para preparar
a las personas de ayer y no para mañana. La acumulación de conocimientos e
información está perdiendo valor dado que cualquier cosa que se obtiene con
facilidad se devalúa, y actualmente esa acumulación de conocimientos es, y será
todavía más en el futuro, el papel de las máquinas. Sin embargo, cuanto más se
devalúan las respuestas más valiosas son las preguntas, por lo que el alumno
del futuro, más que a contestar preguntas deberá aprender a plantear preguntas (Toffler, 2009) .
Arboleda (2004) indica que se necesita
desesperadamente cambiar el modelo educativo, promoviendo el uso masivo de
computadoras conectadas a internet, además de una filosofía educativa que
enfatiza más el “aprender” que el “enseñar” en el área pedagógica. Al mismo tiempo,
rescatar a esos millones de niños de tres años en adelante y meterlos en el
mundo del conocimiento. Si se logra que los niños de primaria se metan de lleno
en el mundo digital, abriendo una ventana de oportunidad de acceso al mundo del
conocimiento, y por su conducto se interesen además por otras disciplinas,
tales como la biotecnología y la genética, la semilla habrá sido sembrada y se estará
contribuyendo efectivamente a ese cambio de cultura y mentalidad.
Hopenhayn (2004) explica que una vez que
se comienza a usar la red digital, ese uso crece exponencialmente y tiene un
enorme efecto de contagio; que el uso mismo produce cierto expertise y éste puede socializarse
entre alumnos y entre éstos y profesores;
y que el estudio en red no aniquila a la enciclopedia sino que la hace
accesible, amigable y adaptable a los usuarios.
Como lo menciona Laseter (2012) ,
durante años los expertos han predicho que el aprendizaje en línea haría
cambiar el modelo de operación básico de la educación superior. Pero es hasta
ahora que esta transformación por fin parece que va a suceder: nuevos competidores
parecen dispuestos a romper la estructura existente de las universidades. Éstas
tienen que complacer a la demanda de educación de calidad, como de talento
preparado que requieren los empleadores. Para ello, tienen que generar nuevas
capacidades, reconsiderar su forma de atraer ingresos y gestionar mejor sus
costos, es decir, repensar su modelo de negocio.
Para Alexander Osterwalder un modelo de
negocio es una herramienta conceptual que permite expresar la lógica mediante
la cual se ofrece valor a uno o varios segmentos de clientes (Márquez, 2010) . En el caso de las universidades, este
cliente pueden ser los empleadores, los mismos alumnos, los padres de familia,
o la sociedad en general, y como lo menciona Wolf y de Maura (2004) para fomentar
escuelas públicas más orientadas al mercado, las universidades deben medir sus
logros, retribuir y/o sancionar a los responsables del éxito, descentralizar,
dar incentivos que promuevan los resultados esperados, proporcionar medios para
que la comunidad y los padres se involucren, promover la participación de la
empresa, y cobrar al cliente
Como lo menciona Laseter (2012) ,
lo primero que deben hacer las universidades es conocer a sus rivales,
centrándose en lo que ofrece el Internet. Se puede iniciar con las universidades
privadas y las universidades en línea, pero no sólo centrarse en sus éxitos,
sino de sus fracasos, ya que aunque parece que han explotado un nicho, no han
innovado realmente.
Luego, es importante conocerse a sí
mismo, es decir, deben entender su "propuesta de valor", que pudiera
estar en cualquiera de las cuatro dimensiones siguientes. 1) proceso de
admisión: los empleadores valoran enormemente el proceso de admisión de una
universidad, dado el sacrificio que puede significar para los solicitantes el
ingreso; 2) creación de conocimiento: en un mundo que cambia
rápidamente, la capacidad de construir sobre conocimiento fundamental y poder adaptarse, puede ser un activo muy
preciado, no sólo para los empleadores, sino para la sociedad en general; 3) certificación
de competencias técnicas: los empleadores buscan certificación de habilidades;
o 4) actividades extracurriculares: ofrecer una oportunidad para crear
conexiones entre pares que realicen actividades estimulantes adicionales a lo
curricular, que además ofrece la posibilidad de un empleo después de graduarse.
Como se observa en la realidad, diferentes
instituciones compiten a lo largo de diferentes dimensiones. En México por
ejemplo, las universidades tecnológicas deberían destacar en la certificación; las
universidades estatales en actividades extracurriculares como el deporte y
cultura; los tecnológicos y centros de investigación por la generación de
conocimiento; y otras como las federales o centros de investigación por la
excelencia en la selección de sus estudiantes. Pocas instituciones destacan en
las cuatro dimensiones, y no está mal. Lo que si no es perdonado es que no haya
definido en cuáles de estas cuatro dimensiones debe destacar, y cuáles debería
dejar de lado, aprovechando Internet para entregar ese valor de manera más
amplia y rentable.
El Instituto Tecnológico de Sonora
(ITSON), una Universidad Pública Estatal con Subsidio (UPES), se distingue por el
deporte, aunque dada su autonomía, también ha buscado diferenciarse por su
compromiso con la sociedad a la que se debe, por lo que desde el 2006 ha
generado estrategias que le permitan contribuir en la generación de consecuencias
sociales positivas en colaboración con la iniciativa privada y el gobierno
Estatal y municipal, como la generación de empleos para sus egresados, la
mejora de la calidad de vida de los habitantes del sur de Estado, etc. (Celaya, 2007) . Sin embargo, se
considera que para lograr esto, aún debe trabajar con sus procesos internos que
le permitan genera los productos que la sociedad espera de ella: egresados
calificados, nuevo conocimiento y/o su aplicación, y servicios de apoyo
individual y social, aprovechando los recursos disponibles con los que cuenta y
puede acceder.
Por último, como lo comenta Laseter (2012) ,
se debe regresar a lo básico, a la difusión de conocimientos en lugar de solamente
su creación, y el Internet puede permitirlo. Hoy en día, muchos académicos
invierten sus esfuerzos en investigación y escribir artículos que serán leídos por
otros académicos, dedicando poco tiempo a la formación de los estudiantes. Lo
que nunca se debe perder es la esperanza, porque como lo dice el filósofo
francés Edgar Morin (2011) : lo que uno puede
esperar no es el mejor de los mundos, si es un mundo mejor; todo tiene que ser
reformado y transformado, se tiene que trabajar en diagnosticar, en transformar.
Las
reformas son solidarias, no son solamente institucionales, económicas,
sociales, ellas son también mentales, y necesitan una aptitud para concebir y
abrazar los problemas fundamentales, la aptitud que requiere una reforma del
espíritu.
Conclusión
Las instituciones de educación superior
tienen la capacidad de resolver la crisis que enfrentan en la actualidad. Sin
embargo, para sobresalir en el nuevo entorno, deben comenzar con una
articulación explícita de la propuesta de valor al cliente y diseñar un camino
hacia delante, aprovechando la tecnología disponible para entregarlo. En pocas
palabras, responder preguntas como: ¿se aprovecha la tecnología y el acceso a
Internet, para generar la diferenciación como fuente de una ventaja competitiva?
A la luz del empeoramiento de los
resultados y los costos crecientes, las instituciones de educación superior
deben invertir sus recursos más conscientemente: necesitan tener una idea más
clara, lógica, explícita de lo que ofrecerán para sobrevivir. La educación con
tecnologías del siglo XXI es la única solución viable a largo plazo. Se tiene que
educar masivamente, pero de una manera diferente, porque no hay presupuesto que
aguante la manera tradicional: construir más escuelas y formar más profesores.
Sin duda la pedagogía basada en la
memorización y presentación del conocimiento no podrá sobrevivir ante habilidades
para relacionar datos y disciplinas heterogéneos en el trabajo en red. Sin embargo, se deben considerar las tensiones
que esto pudiera ocasionar entre alumnos que adquieren destrezas en el manejo
de la red y profesores que sienten que pierden autoridad en el proceso
pedagógico, o la incertidumbres respecto de la segmentación en la calidad del
acceso.
El uso cotidiano de las TIC suscita
problemas que aún no se sabe cómo enfrentar, que tienen que ver con valores,
actitudes y expectativas de los estudiantes que ocupan una parte importante de
su tiempo frente a monitores. Adicciones a juegos y a la información ligera,
baja tolerancia a la frustración, pocas expectativas hacia el futuro,
dificultad para racionalizar esfuerzos, resistencia a la lectura como medio de
aprendizaje y a investigación en profundidad y de larga duración sobre un tema,
deslegitimación de la autoridad de profesores y otros adultos, excesivo
utilitarismo en la relación con el conocimiento, pocas relaciones cara a cara y
menor capacidad de expresión oral, pueden ser algunos de estos problemas que deben
considerarse.
Referencias
Arboleda, R. (Agosto de 2004). Cuando el futuro nos
atropella, o educación, paz y futuro. Perspectiva(5), 76-79.
Celaya, R. (2007). Contribuciones de las Instituciones de
Educación Superior a la generación de consecuencias sociales positivas: El caso
del Instituto Tecnológico de Sonora. Ciudad Obregón: AuthorHouse.
Hopenhayn, M. (Agosto de 2004). Brechas de sentido: entre las
TIC, la cultura y la educación. Perspectiva(5), 64-67.
Laseter, T.
(2012). The University’s Dilemma. Strategy-Business Global Perspective(69),
1-6.
Márquez, J. F. (2010). Innovación en modelos de negocio: la
metodología de Osterwalder en la práctica. Revista MBA EAFIT, 30-47.
Morin, E. (2011). La Vía. Para el futuro de la Humanidad.
España: PAIDOS.
Toffler, A. (8 de Noviembre de 2009). La educación para el
mañana. EstrategiaMagazine.com. YouTube.
Wolf, L., & de Maura, C. (Agosto de 2004). ¿Educación
pública o privada? Una falsa disyuntiva. Perspectiva(5), 72-75.
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